A punto de finalizar el mes de enero, es el momento de echar la vista atrás, recordar aquellos objetivos que te marcaste en el nuevo año y sacar conclusiones… Ya sabes que conseguir los propósitos a veces no es cosa de dejarse llevar; diseñar una estrategia y revisar si estás cumpliendo con aquello que habías previsto es esencial. Por eso, aunque pueda costar, es hora de hacer revisión y saber si te estás acercando a ser la versión que siempre has deseado. ¿Empezamos?
Cualquier momento es bueno para marcarse objetivos y trabajar por hacerlos realidad. Sin embargo, hay quienes necesitan un empuje y por ello lo hacen en el nuevo año o, por ejemplo, en septiembre tras el verano. Sea como sea, y aunque nos estemos refiriendo en este post a conseguir los propósitos de enero, puedes hacer revisión de los tuyos propios con independencia de cuándo los pusieras en marcha.
La constancia, la disciplina y la actitud proactiva son indispensables para materializar tus ideas. No siempre vamos a contar con una buena dosis de motivación, por lo que ser capaces de echar mano a la capacidad de perseverar nos acercará mucho más a la meta.
¿Estás en el camino de conseguir los propósitos de enero?
Si eres de esas personas que en el comienzo de un nuevo año se marcan objetivos y aprovechan así la motivación inicial, ¡es hora de hacer balance tras una primera revisión!
Anota los propósitos que deseabas conseguir
Puede que en su momento, al marcarte los objetivos, los anotaras en una lista. Si no lo hiciste, ¡te recomendamos que lo hagas ahora! Verlos plasmados en una hoja, más allá de idearlos en tu mente, te ayudará a darles más peso y a trazar un plan. Con el tiempo, puedes volver a esa lista y evaluar si te estás acercando a ellos.
Recuerda el porqué
Por mucho que queramos lograr una meta, si no entendemos las razones por las que deseamos hacerlo, es muy complicado mantenerlo en el tiempo. Puede que la desmotivación, la desgana, la inseguridad, el desconocimiento… hagan que abandones el camino. Recordar por qué necesitas conseguir un propósito te dará fuerzas para perseverar. Por ejemplo, si el objetivo es integrar una rutina de entrenamiento, anotarlo y esquematizar los porqués te resultará útil: mejorar la condición física, optimizar el estado de salud, perder grasa y hacer una recomposición corporal… Si en algún momento se te pasa por la cabeza tirar la toalla, recordar por qué quieres conseguirlo te empujará hacia ello.
¿Estás más cerca de lo que estabas antes?
¿Cuál es tu posición con respecto a tu propósito? ¿Estás más cerca de lo que estabas cuando lo marcaste? Hazte estas preguntas, responde con sinceridad y, en caso de no estar acercándote, cuestiónate por qué. Volviendo al ejemplo anterior, si querías integrar una rutina de entrenamiento para encontrarte mejor, pero a día de hoy no estás haciendo ni una sesión a la semana, no te conformes con no conseguirlo. Pregúntate qué ha pasado, qué aspectos te han impedido que esto suceda. Puede que no sepas cómo conseguirlo, que te hayas apuntado a un gimnasio y no te venga bien acudir por diferentes motivos, que no sepas diseñar un plan de entrenamiento, que no hayas dado con la actividad que te satisfaga, etc. Sea como sea, descubrir la causa que te impide conseguir los propósitos te permitirá rehacer tu plan de acción.
Rediseña el camino, si es necesario
Si crees que la ruta inicial no te está funcionando, es momento de rehacerla, ¡no de abandonar el propósito! Da igual las veces que lo hayas intentado sin éxito, saber qué te lo impide te permitirá tomar acción para solucionar esas pequeñas cosas que te están frenando.
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