Si llevas un tiempo, incluso años, entrenando en el gimnasio y crees que te has estancado, ¡presta atención! A veces, pese a la disciplina y buena actitud, no vemos los resultados deseados. Hoy te hablamos de 3 errores frecuentes que pueden frenar tu evolución gym. ¿Podrías estar cometiéndolos? Revísalo, porque cambiando algunas cositas muy simples es posible experimentar una progresión superior y unos resultados mucho más evidentes. ¡Toma nota!
Cuando conseguimos crear una adherencia al hábito de entrenar nos sentimos muy orgullosos. ¡Y es así como debe ser!, porque estamos hablando de un hábito fundamental para preservar una óptima salud y vivir con una mayor calidad por más tiempo. Por lo tanto, si consideramos que hemos construido una rutina de ejercicio físico satisfactoria y que podemos mantener con relativa facilidad… estamos en el buen camino.
Ahora bien, una vez pasa el tiempo, empezamos a valorar algunos aspectos adicionales, más allá de cumplir con el propósito: los resultados que estamos obteniendo, el rendimiento, la progresión… Es entonces cuando podemos sentir que algo no va como esperábamos y, ¡cuidado!, acabar cayendo en la desmotivación y valorando, incluso, tirar la toalla. Antes de dejarte llevar por la negatividad y tomar decisiones impulsivas, valora algunos puntos de tu entrenamiento y modifica lo que sea necesario. No solo experimentarás una mejora en los logros, sino que aportarás un toque de novedad y dinamismo a una rutina que, quizá, lleva mucho tiempo sin actualizarse.
3 Errores que frenan tu evolución gym
Vamos a ver algunos de los errores más comunes que se comenten en el gimnasio y frenan tu evolución gym. Hazte las siguientes preguntas y cambia lo que creas oportuno para optimizar tu rutina:
¿Cómo acabas las últimas repeticiones?
Claro… Es que no vale solo con acudir al gimnasio, sentarse en una máquina y hacer repeticiones automatizadas; creer que hemos cumplido y esperar a ver cómo crece el músculo. «He cumplido siempre con las series y repeticiones recomendadas y no me pongo más fuerte», ¿te suena?
La pregunta es: ¿cuánto te estás exigiendo? Vale que, al principio, sin experiencia ni conocimientos, primen aspectos como crear el hábito, familiarizarse con las máquinas, perder miedos e inseguridades… Pero una vez que ya has encontrado tu lugar, debes exigirte un esfuerzo superior para continuar con tu evolución en el gimnasio.
Si observas que las últimas repeticiones no te cuestan, que son coser y cantar, no tengas miedo a aumentar el peso y exigirte más. Este aumento debe ser siempre progresivo, no se trata de hacer burradas. Pero ponte a prueba, rétate, revisa cómo mueves más peso, incluso aunque tengas que hacer menos repeticiones. Ve regulándote y conociéndote fuera de tu zona de confort.
¿Únicamente utilizas máquinas?
Una de las grandes ventajas de acudir a un gimnasio es que tienes a tu disposición una mayor cantidad y variedad de material del que posiblemente tengas en casa. Aunque tener muchísimo material no es imprescindible para entrenar fuerza de forma efectiva, si lo tienes, ¡aprovéchalo!
Hay muchas personas con miedo a salir de las máquinas que guían el movimiento y coger barras, mancuernas y otros elementos de peso libre. Si esto te ocurre, es hora de volver a trabajar en las inseguridades. Por lo general, salvo inconvenientes puntuales, todo el mundo está preparado para coger una barra y unas mancuernas y ponerse a trabajar utilizando un peso muy adaptado a cada circunstancia.
Además, probablemente haya en tu gimnasio personal de sala que pueda aconsejarte sobre la técnica, ayudarte a elegir tu peso adecuado y recomendarte algunos ejercicios. Así que, ya sabes, no tengas miedo a salir de las máquinas y ejercita la musculatura de una forma más completa optando por otro tipo de material. ¡Te encantarán las sensaciones si perseveras en el intento!, y pensarás… «¿por qué no lo he hecho antes? ».
¿Priorizas cardio o fuerza?
La eterna pregunta sobre qué es mejor, cardio o fuerza, tiene una sencilla respuesta: ambas cosas son importantes y muy beneficiosas; sin embargo, tu masa muscular pide a gritos que la trabajes y la atiendas con independencia de tu edad, experiencia y seas hombre o mujer.
Y es que trabajar por mantener una óptima masa muscular repercute enormemente en el estado de tu cuerpo y en el funcionamiento de tu organismo. La masa muscular está directamente relacionada con tu sistema inmune, por lo que influye en la prevención de enfermedades, pero también en la manera de afrontarlas y superarlas con éxito, así como en hacerlo en un tiempo más reducido.
El entrenamiento de fuerza mejora la inflamación crónica, la capacidad cognitiva, los síntomas de depresión y ansiedad, la funcionalidad, la tensión arterial, la sensibilidad a la insulina, la composición corporal, la densidad ósea…; reduce el estrés y el riesgo de sufrir lesiones; aumenta la resistencia física, la energía y vitalidad… ¡una lista interminable de efectos positivos!
Por otro lado, la actividad cardiovascular es muy beneficiosa también, y muy recomendable para disponer de una buena salud, pero no debes abandonar por ello el ejercicio de fuerza. Ambas cosas necesitan estar presentes. Así que, si eres de esas personas que se pasan media hora en la cinta y otra media en la bici o elíptica… ¡debes saber que tus músculos necesitan atención!
Nuestra recomendación, cuando vayas a entrenar, es que priorices el trabajo de fuerza utilizando peso para estimular tus músculos. Utiliza el mayor tiempo del que dispongas en ese fin y, si lo necesitas, emplea los últimos minutos en el trabajo cardiovascular, pero no empieces con ello y alargues el tiempo de trabajo en esta dirección. Ahora bien, que utilices tu tiempo de entrenamiento en trabajar la fuerza, no quiere decir que el resto del día lo pases en el sofá o trabajando frente al ordenador. La actividad física es esencial y necesitas moverte durante el día, por lo que es superimportante salir a caminar o trotar, ir en bici o en patines, bailar, subir y bajas escaleras, saltar, etc.
La mejor fórmula: durante el día un cuerpo en movimiento y durante el entrenamiento focalizar en la fuerza. Todo lo que sumes a esto, potenciará aún más tu evolución y bienestar. Recuerda que nuestro cuerpo está diseñado para moverse y apostar por un estilo de vida sedentario es perjudicarlo y hacerlo cada vez menos funcional.
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