Hay infinidad de excusas que se utilizan para justificar la falta de adherencia a una rutina de entrenamiento. Y es que, en esto, a veces, ¡podemos llegar a ser muy creativos! «Para entrenar solo un par de días, mejor no entrenar», «ya más adelante lo haré, ahora no es el momento», «no se me da bien y me da vergüenza intentarlo», «no tengo tiempo, es imposible». ¿Te suenan? Seguro que, si no las has dicho tú, has escuchado a alguien de tu entorno pronunciar palabras muy convincentes de por qué no entrenan. La cuestión es que nada de esto es válido, porque entrenar es para todos y la actitud y organización son clave. Sobre motivación deportiva, hoy te contamos cómo ser constante sin necesidad de entrenar al 100 % porque es cierto que, a veces, no podemos exprimirnos al máximo por diversos motivos. ¡Vamos allá!
Motivación deportiva para quienes creen que, si no entrenan al máximo, no vale la pena
Ocurre, y es lógico que suceda, que muchas personas creen que si no pueden dar todo de sí mismas en el entrenamiento es mejor esperar a que «sea el momento». Por una cuestión de salud, de trabajo o de conciliación familiar, entre otras, podemos sentir que ahora no es tiempo de priorizar el entrenamiento. A diario estamos expuestos a multitud de contenidos en redes de personas hipermusculadas, que entrenan a fuego y dan algunas claves a veces extremas para reventar las sesiones de ejercicio físico.
En este contexto, no es raro que haya quienes piensan que no valen para eso, que su experiencia no les permite llegar a esos niveles de esfuerzo, que ya no tienen edad para levantar ciertos pesos o, simplemente, que ahora no cuentan con el tiempo necesario para dedicarse a entrenar de una forma tan enfocada. Claro… si uno asume que entrenar significa desfallecer, dar el 200 % cada día o depositar una energía con la que a veces no cuenta… es comprensible que lo quiera aplazar.
Por qué entrenar es siempre mejor que no hacerlo
Debes saber, sobre todo si lo mencionado anteriormente mueve algo en tu interior, que entrenar es para todo el mundo. Da igual el tiempo del que se disponga, la edad, la experiencia previa, el tiempo que se lleve sin entrenar… Siempre, siempre sin excepción, será mejor entrenar un poquito que no hacerlo. Porque el movimiento y el esfuerzo controlado siempre suman salud y para eso no hace falta estar a tope cada día, ni acudir al gimnasio siete días por semana; tampoco levantar gran cantidad de peso, ni ser un experto en la materia, ni ser quien más capacidades tiene.
Lo único que debemos asegurarnos es una buena dosis de perseverancia y paciencia, más que la motivación deportiva que no tiene por qué ser constante, para ir desarrollando nuestros objetivos sin juicios. Y es que a veces todas esas excusas que nos inventamos sirven para evitar enfrentarnos a nosotros mismos y a nuestras inseguridades. «Estoy en tan baja forma física, que prefiero no entrenar»; ¿crees que esto es positivo? Evitar enfrentar la realidad, lejos de atraer soluciones, provoca estancamiento y empeoramiento de la salud y de las distintas capacidades que tan importantes son para la calidad de vida y la autonomía con el paso de los años. «Estoy en tan baja forma física, que estoy deseando iniciarme en el entrenamiento para empezar a revertir la situación y ser poco a poco mejor»; esto ya suena mejor, ¿no crees?
La trampa del perfeccionismo en el gimnasio y cómo superarla
No hay duda de que muchas veces somos nuestro peor enemigo. Pensamos que si acudimos al gimnasio todo el mundo nos mirará, porque no lo hacemos bien, porque levantamos un peso a nuestro juicio ridículo, porque esa ropa deportiva no nos favorece… ¿Quién es entonces quien reduce nuestra valía, la gente del gimnasio o nosotros mismos?
La autoexigencia es buena para superarse poco a poco, pero cuando esta es desmedida nos frena y evita por completo nuestra evolución. Es así: ser demasiado perfeccionistas es una trampa que, por cierto, nos viene genial para evitar enfrentar el reto. Desde el sofá no vemos la falta que nuestro cuerpo tiene de movimiento ¡y estamos supercómodos!
Si estás en este bucle y no te atreves a ponerte tu ropa deportiva, tus zapatillas y dar el primer paso hacia la construcción de una rutina deportiva, hay cosas que puedes hacer:
- Asume que el gimnasio está plagado de personas sin experiencia, lo que pasa es que no es en ellas en quien te fijas.
- Cualquier persona, hasta la más experimentada, ha sido principiante. ¡Nadie nace aprendido!
- Enfrenta el entrenamiento como un camino de constante aprendizaje y muy apasionante, por cierto, porque es tu cuerpo y tu mente quienes reciben los grandes beneficios de la actividad.
- Imagina qué versión serás de ti mismo si logras romper la barrera y entrenas… ¿Cómo estarás dentro de un año? ¡Mucho mejor en todos los aspectos! ¿Y dentro de cinco? ¡Imparable!
- Si vas al gimnasio siempre hay personal dispuesto a ayudarte con tus dudas técnicas, no temas preguntar. Otra opción es contar con una plataforma online como Entrena Virtual, que va contigo tanto en el gimnasio, como en casa o estés donde estés.
Beneficios de la actividad física regular: la clave para la constancia
Lo más importante que debes entender, y con lo que te debes quedar, es que entrenar tiene grandes beneficios y estos superan con creces cualquier excusa o razón por la que estés evitando hacerlo, ya sea la falta de tiempo o las creencias limitantes. ¡Merece la pena!
El ejercicio físico regular:
- Favorece la salud cardiovascular.
- Promueve la quema de grasa y la recomposición corporal, combatiendo el sobrepeso y la obesidad.
- Fortalece los huesos y reduce el riesgo de desarrollar enfermedades asociadas, como la osteoporosis.
- Aporta fuerza muscular y resistencia, aspecto fundamental para desarrollar las actividades cotidianas.
- Aumenta los niveles de energía y vitalidad y reduce la fatiga.
- Mejora la autoestima, aportando seguridad y confianza en uno mismo.
- Contribuye a un buen descanso nocturno, combatiendo el insomnio.
- Favorece la salud mental al reducir síntomas asociados a la ansiedad y la depresión.
- Mejora las funciones cognitivas, favoreciendo la memoria, la concentración y, en general, el rendimiento intelectual.
- Combate el sedentarismo, tan perjudicial para la salud.
- Reduce el riesgo de sufrir variedad de enfermedades y puede acelerar la recuperación de las mismas una vez se dan.
¿Conoces los beneficios de entrenar Full Body para mejorar tus capacidades?
Impacto del ejercicio en la salud física y mental
Es frecuente asociar la práctica regular de ejercicio con los resultados físicos, pero la influencia de esta va mucho más allá. Comúnmente hablamos de los resultados superficiales que obtenemos con el entrenamiento: estar más musculados, más delgados, quitar grasa… Sin embargo, y sin escapar de lo físico, también influye en el aumento de energía y confianza, en la sensación de capacidad, en la resistencia al subir y bajar escaleras, en la fuerza al cargar a nuestros hijos, los equipajes, las bolsas de la compra… Es inevitable, una vez somos conscientes de lo que mejora nuestra vida, que el entrenamiento tenga un impacto en la parcela psicológica. Y no solo por lo que percibimos en nosotros mismos, sino porque cada vez más estudios concluyen que la salud mental se ve muy reforzada con una rutina de ejercicio físico.
La mejora del estado de ánimo es un resultado casi inmediato tras la sesión de entrenamiento; uno no acaba el entrenamiento como lo empieza. Existe una sensación posterior de bienestar que se da gracias a la liberación de endorfinas, la conocida como «hormona de la felicidad». Esto, en una sociedad inmersa en el estrés, es una auténtica medicina natural que no debemos obviar.
A largo plazo, tras un tiempo apostando por una rutina de ejercicio físico habitual, mejoran las funciones cognitivas y puede darse una regulación emocional, combatiendo y previniendo síntomas asociados a estados de ansiedad y depresión. Por supuesto, esto debe entenderse como un resultado progresivo tras la integración del hábito deportivo en nuestra vida, pero los efectos son verdaderamente valiosos.
Cómo una rutina de entrenamiento semanal mejora tu rendimiento y bienestar
Para experimentar los beneficios mencionados, y ahora volvemos a lo expuesto al inicio del post, no es necesario rendir siempre al 100 % ni entrenar cada día de la semana. Tampoco mover grandes pesos ni exprimirse en el gimnasio. Basta con que empieces a integrar una rutina de entrenamiento semanal, aunque solo sea de dos días por semana, aunque solo sean entrenamientos de media hora, aunque sea sin material deportivo, aunque no lo hayas hecho nunca…
Una rutina de entrenamiento semanal tiene un impacto profundo en el rendimiento físico, así como en el bienestar mental y emocional. Para ello, solo debes preocuparte por ser constante, encontrar el método que te funcione (ya sea en el gimnasio o en casa) y fluir con el desarrollo natural del proceso. Es importante, sobre todo si no has entrenado nunca o vas a retomar la actividad tras un tiempo de parón, contar con una guía o asegurarte de que el centro en el que entrenas tiene personal que te respalde. En Entrena Virtual te acompañamos con clases de técnica y varios niveles en las distintas disciplinas.
No desistir y entender que el proceso tiene momentos de mayor y menor motivación deportiva, pero que los beneficios siempre merecen la pena, te ayudará a enfocarte en tus objetivos y no abandonar. Si permaneces en el camino sin excusas y cumples con los días planeados, muy pronto verás los resultados que harán de ancla en tu propósito y te ayudarán a no desistir.
Cómo mantener la motivación para hacer ejercicio sin exigencias extremas
Hay un error bastante extendido entre la población y es creer que cumplir con la rutina de entrenamiento tiene que ver exclusivamente con la motivación deportiva. Es normal que, cuando nos fijamos un objetivo y empezamos a entrenar, sintamos nuestra motivación por las nubes. Estamos en el camino, nos hemos decidido, nos hemos librado de inseguridades y vamos a por todas. Con el paso del tiempo, podemos estar más cansados, sentir otras preocupaciones que restan protagonismo a nuestro objetivo de entrenar, perder las ganas por distintas circunstancias. Este, ni más ni menos, es el punto clave que hace a algunos abandonar.
¡Es aquí, cuando la motivación parece esfumarse, cuando hay que mantenerse firme! Si conseguimos continuar avanzando y acudiendo a nuestra cita con el ejercicio, a pesar de no tener motivación deportiva, habremos entendido todo. Ser capaces de perseverar con constancia y sacrificio, aun cuando no tenemos motivación, es lo que nos va a hacer fuertes en todos los planos. Es el clic que da sentido a todo y lo que verdaderamente te hará crecer y sentir un mayor bienestar.
Y, si te preguntas igualmente qué hacer para mantener la motivación deportiva, te recomendamos recordar siempre:
- Que la motivación igual que se reduce se incrementa, surfea las olas.
- No pierdas de vista tus objetivos, sean cuales sean; eres capaz de lograrlos.
- Entrenar es un acto de amor propio, pero también un acto de amor hacia tu entorno, que verá en ti una persona fuerte y entregada, contenta y con unas capacidades a pleno rendimiento.
- Cualquier persona con la que te compares, siempre hazlo de una forma sana, ha pasado por periodos de estancamiento y desmotivación probablemente, pero ha persistido y ha alcanzado su mejor versión.
Motivación gym: trucos para disfrutar del entrenamiento sin presión
Como todo lo que nos proponemos, ya sea en cuestión de entrenamiento, alimentación, ocio, descanso, etc., para que sea sostenible debe ser satisfactorio. Si pretendemos caminar muchos kilómetros con un calzado que no es de nuestra talla, muy probablemente llegaremos a un punto en el que no podremos seguir. Lo mismo ocurre con el entrenamiento: está genial proponerse cumplir con el hábito, pero si no encontramos cierta recompensa a nivel de sensaciones puede que la capacidad de perseverar nos abandone algún día.
Y es que de entre los tantos beneficios de entrenar a nivel mental y emocional está el de la agradable sensación posterior de bienestar. Ahora bien, si no nos gusta en absoluto el ambiente del gimnasio al que vamos, sus máquinas, el personal que nos atiende… O si está muy lejos de casa y cada día tenemos que atravesar un atasco para llegar, si no sabemos si estamos entrenando con sentido o si no nos encontramos a gusto en general, no podemos forzarnos.
No es una cuestión de constancia, sino de que, tal vez, estamos necesitando otro lugar, metodología o actividad que nos ayude a alcanzar un mínimo de motivación deportiva, aunque luego esta no siempre esté en su máximo.
Así que, recuerda:
- Define tus objetivos y entiende que llevará un tiempo alcanzarlos; es lo normal.
- Organiza una rutina de entrenamiento semanal realista, ya sea de dos, tres, cuatro o cinco días; y define la duración de tus sesiones, ya sea medía hora, cuarenta minutos o una hora. Una vez tengas claro que tu plan está adaptado a ti, estarás restando presión.
- Busca un lugar o plataforma para entrenar en el gimnasio o en casa y asegúrate de que te resulta cómodo acudir. En el momento en el que ir a entrenar te requiera más esfuerzo que el propio entrenamiento… estarás restando.
- Lleva un diario de resultados que no solo se centre en lo físico, también en las sensaciones y capacidades. Observarás lo mucho que vas mejorando y cómo merece la pena más allá de lo que se vea en el espejo.
Recuperar la motivación para entrenar después de una pausa
Cuando, sea por el motivo que sea, hay un periodo de inactividad, volver puede hacerse cuesta arriba. Sobre todo, si antes de este parón estabas en un buen nivel, retomarlo puede afectar a tu seguridad al darte cuenta de que algunas capacidades se han visto reducidas. Ya sea por una decisión personal, por una cuestión de salud, de tiempo, etc., retomar el entrenamiento necesita de un proceso de adaptación que no te puedes ni te debes saltar.
No quieras ir más rápido de lo que tu cuerpo demanda. Si ya eras una persona en forma tienes mucho ganado y la evolución será más rápida que si llevas mucho tiempo perdiendo habilidades. Pero, sea cual sea tu situación, respeta el proceso, empieza de nuevo a marcarte objetivos y rutinas, y ve a por todas con la seguridad de estar avanzando hacia tu nueva mejor versión. Recuperar la motivación por entrenar no siempre es fácil, pero dar el primer paso y apostar por ti es lo que marcará la diferencia.
Estrategias para convertir el ejercicio en un hábito duradero
Como conclusión a este apartado, no hay más que saber que quieres mejorar tu salud, capacidades y bienestar. Una vez tengas esto claro, el ejercicio se convertirá en un hábito duradero, aun cuando falle la motivación deportiva. Ahora ya sabes que hacerlo lo más cómodo posible dentro de tus circunstancias es clave. Vale que cuando uno quiere lograr algo debe tirar hacia adelante sin excusas, pero siempre será una estrategia inteligente jugar tus mejores cartas y eso pasa por acertar en el método, el lugar y el ambiente de entrenamiento.
En Entrena Virtual contamos con más de 300 clases mensuales que se quedan guardadas en la plataforma para que las realices cuando puedas. Disponemos de sesiones de todos los niveles y de distintas duraciones para ajustarnos a tus necesidades todo lo posible. A través de los retos, rutinas y programas podrás construir tu hábito. Y, por supuesto, entrenar desde casa no tiene rival en cuestión de comodidad. Te recomendamos nuestro reto 100 días para crear un hábito, ¡te encantará!
Cómo establecer metas deportivas alcanzables y evitar la frustración
Está muy bien inspirarse en otras personas, si eso nos ayuda a buscar un modelo o referente de lo que queremos conseguir. Ahora bien, esto no quiere decir que nos comparemos y nos fijemos unas metas inalcanzables, porque entonces no tardaremos mucho en perder la motivación deportiva y caer en la frustración.
Para establecer unas metas alcanzables, lo primero que tenemos que hacer es ser realistas con nuestras circunstancias y saber qué queremos y podemos conseguir en relación con nuestro propio contexto.
Y esto no quiere decir que tires por tierra tus propias posibilidades, sino que te asegures de que tus objetivos y tu plan de acción para conseguirlos van en sintonía. Si queremos llevar a cabo una recomposición corporal, perder un alto porcentaje de grasa y aumentar la masa muscular hasta el punto de parecernos a esa persona que seguimos en redes (y lo queremos ya mismo), pero solo tenemos media hora para entrenar dos días a la semana… igual esta no es la meta más realista.
Objetivos realistas: el secreto para mantener la motivación deportiva
Claro que puedes conseguir casi todo lo que te propongas, pero dentro de un proceso realista, con unos tiempos adecuados, una seguridad imprescindible para cuidar tu salud, una orientación adecuada y personalizada y unas ganas que son fundamentales para apreciar lo apasionante del camino. Por lo tanto:
- Define tus objetivos y asegúrate de que sean alcanzables en función de tus circunstancias.
- Si el objetivo es ambicioso, divídelo en pequeñas metas que te acerquen a él.
- Organiza una rutina adaptada a tus horarios que sepas con toda seguridad que vas a poder cumplir.
- Transcurrido un tiempo, revisa tus resultados e identifica si vas cumpliendo las pequeñas metas en las que se dividía tu gran objetivo.
- Si es que sí, continúa avanzando; si es que no, identifica aspectos a modificar, porque tal vez algo no esté funcionando.
- Así, aprovechando la motivación deportiva cuando esta está y siendo constante la mayor parte del tiempo, lograrás evolucionar y evitar la frustración.
La importancia del proceso gradual y el refuerzo positivo
Cuando te decimos que dividas tu objetivo en pequeñas metas, nos referimos a una forma mucho más realista de evolucionar en el camino. Cuando nos fijamos objetivos muy ambiciosos (cosa que está bien para progresar) podemos caer en el error de creer que no estamos avanzando. Con respecto a uno mismo, es frecuente no identificar cierto desarrollo, al fin y al cabo, nos observamos a diario y esto puede hacer que no apreciemos los pequeños avances. Por el contrario, si definimos pequeñas metas que nos acerquen al objetivo final, como una serie de estaciones de parada antes del destino último, será más fácil saber si estamos avanzando.
Esto es lo que se llama un proceso gradual que apuesta por el progreso saludable y realista, no por los cambios drásticos de la noche a la mañana. Ser conscientes de que vamos haciendo paradas en las diferentes estaciones del trayecto, nos asegura estar cada vez más cerca.
Cómo adaptar tu rutina de entrenamiento semanal a tu estilo de vida
Para adaptar tu rutina de entrenamiento semanal a tu vida es importante que haya un proceso de organización general. Pero no basta con darle un par de vueltas y creer que ya tienes diseñada tu rutina. Tómatelo en serio, coge papel y boli y organiza de lunes a domingo tu jornada. ¿Qué tiempo vas a reservar para el entrenamiento? ¿Con cuánta frecuencia?
Una vez tengas ubicado en tu horario semanal cuándo vas a entrenar, tómate un periodo de prueba y reflexiona acerca de si has podido cumplir o no para hacer los cambios pertinentes. Que las cosas no salgan a la primera como habíamos previsto, no significa que no estén bien, solo que requieren de ciertas modificaciones para ser aún más acertadas.
Cuando lleves un tiempo cumpliendo con el hábito deportivo, revisa otros aspectos como tu satisfacción personal con la rutina, si te apetece probar nuevas disciplinas o formas de entrenamiento, etc. La variedad es importante y cuando consigues vivir el día a día con cierto orden tu sensación de capacidad y confianza aumenta notablemente.
La motivación deportiva no consiste en hacerlo perfecto, sino en hacerlo constante
La motivación deportiva siempre es un plus, pero no debemos depender de ella porque a veces está y a veces no y esto es normal. Lo importante es tomar las riendas de nuestra vida, ser capaces de tomar nuestras propias decisiones y ser responsables con nuestro objetivo. Cada cosa que hacemos en la vida requiere cierto nivel de esfuerzo y obligación y no por ello deja de ser menos interesante y satisfactorio. Son esas cosas que logramos a base de trabajo las que luego celebramos con más ilusión.
Por ello, disfruta de cada momento de motivación deportiva para exprimir el entrenamiento, sabiendo siempre que no hace falta estar cada día al 100 %, porque somos humanos y en eso consiste: en persistir, en querernos y en imaginar quiénes queremos ser para poder actuar en consecuencia.
Ahora ya tienes claro que más vale entrenar un poquito que no entrenar nada, que tu cuerpo necesita que le regales movimiento y que no consiste en hacerlo perfecto, sino en hacerlo constante. ¡A por todas!