Tener un mal día u observar que, en ocasiones, nos abandona la motivación es normal. Lejos de sentir frustración o rabia cuando esto ocurre, debemos abrazarnos más fuerte, ser comprensivos con la situación y aprovechar para conectar con nosotros. Seguir caminando a pesar de los malos momentos es necesario, porque cada obstáculo supone un aprendizaje muy valioso por el que debemos transitar. Por otro lado, hay ciertas acciones que podemos realizar cuando nos encontramos bajos de ánimo. Entrenar, sin duda, es medicina para el cuerpo y también para el alma, por lo que puede servirte de empuje. ¡Te contamos algunos tips para superar un mal día!
Idealizar cualquier hábito y creer que siempre lo afrontaremos pletóricos y llenos de ganas no es del todo real. Si bien es cierto que un estilo de vida saludable aporta infinidad de beneficios y un gran bienestar, dar el primer paso no siempre es sencillo. Son muchas las costumbres arraigadas no tan saludables que debemos ir dejando atrás cuando nos proponemos un cambio. Esto se consigue con paciencia, paso a paso, creando adherencia y descubriendo nuevas facetas de nosotros mismos hasta el momento desconocidas.
Cualquier nuevo proyecto requiere trabajo duro, actitud positiva y perseverancia, ¡son aspectos clave! Por ello, superar un mal día debe ser algo que sepamos hacer sin abandonarnos, entendiendo que forma parte de la vida y que, aunque en ese momento no lo sepamos ver, nos dejará grandes enseñanzas.
Ejercicio físico para superar un mal día
En el contexto deportivo, cuando uno se propone iniciar un hábito, retomar la rutina o probar nuevas actividades, puede verse limitado muchas veces por la falta de ganas, la pereza o la sensación de que tras un mal día no merece la pena esforzarse para entrenar. No obstante, es un hecho que el entrenamiento aporta sensaciones muy positivas y tiene grandes beneficios sobre el estado de ánimo, capaces de cambiar por completo la forma en la que nos sentimos y nos percibimos.
Por ello, si tienes un mal día, te recomendamos escuchar tus necesidades y llevarlas a cabo, pero también dar ese paso hacia la actividad que puede suponer un gran cambio en tu manera de afrontar las adversidades venideras. ¿Quieres saber cómo lograrlo? El poder está en ti, en tu mente y en el diálogo interno que llevas a cabo.
Tips para superar un mal día
- Acepta que las sensaciones no tan agradables también forman parte de la vida, que son normales y que de todo se puede extraer una conclusión.
- Aprovecha para revisar tu diálogo interno: qué te dices en esos momentos, cómo te abrazas, si crees que te juzgas duramente o te lo permites…
- Reflexiona acerca de lo positivo que resulta el movimiento. No hace falta que lo des todo entrenando a la máxima intensidad, simplemente actívate, observa la respuesta de tu cuerpo y mente y descubre el bienestar posterior.
- Identifica qué te ha hecho sentir mal y una vez superado el mal día, analiza si debes hacer cambios en tu rutina para que esta sea más satisfactoria.
- Observa más allá de tu malestar y descubre todo lo que te rodea, siente la fortuna que te envuelve y muestra agradecimiento. Cambia la perspectiva y dirige el foco hacia otros estímulos.
- No te victimices en exceso, de lo contrario podrías sentirte incapaz de seguir caminando. Eres capaz de dar pasos adelante aún en días malos. Demuéstratelo, actívate, mueve el cuerpo, escucha música y déjate llevar, cánsate… Todo ello te hará sentir fenomenal, aunque en un principio te cueste creerlo.
- Dedica tiempo a atender a tu respiración, visualiza el aire entrando y saliendo de tu cuerpo y enfócate en él. Te sentirás mucho más tranquilo y relajado tras unos minutos.
- Al día siguiente te encontrarás genial al observar que, a pesar del mal día, fuiste capaz de seguir con tus objetivos y regalar a tu cuerpo y mente una de las cosas que más necesitan: movimiento, actividad, ejercicio, atención.
No te conformes, busca tu bienestar
Si tu malestar es muy recurrente o demasiado prolongado, no dudes en consultar con un profesional de la psicología. Superar un mal día es algo que todos enfrentamos con relativa frecuencia, pero si se está normalizando en tu vida, no te conformes con sentirte así.
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